viernes, 2 de abril de 2010

Presentada en Madrid la Web oficial de la JMJ 2011

Ya está disponible la web sobre la Jornada Mundial de la Juventud de Madrid 2011 www.wydmadrid2011.es en inglés, italiano, francés y alemán, además de en español.



¿Qué es la Jornada Mundial de la Juventud?

La Jornada Mundial de la Juventud es un gran encuentro de jóvenes de todo el mundo en torno al Vicario de Cristo. Es un medio evangelizador más de la Iglesia, que por medio de estas Jornadas continúa anunciando el mensaje de Cristo a los jóvenes.
La JMJ es un empeño evangelizador en el que la Iglesia manifiesta su constante solicitud por la juventud: Todos los jóvenes deben sentirse atendidos por la Iglesia: para ello, toda la Iglesia, en unión con el Sucesor de Pedro, ha de sentirse cada vez más comprometida a nivel mundial, a favor de la juventud (…) para corresponder a sus expectativas, comunicándoles la certeza de Cristo, la verdad que es Cristo, el amor, que es Cristo mediante una formación adecuada, que es una forma necesaria y actualizada de la evangelización (Juan Pablo II, Discurso al Colegio Cardenalicio, 20 diciembre 1985) .

¿Qué objetivos tiene la JMJ?

La finalidad prioritaria de la JMJ es dar a conocer a todos los jóvenes del mundo el mensaje de Cristo. Es una iniciativa evangelizadora de la Iglesia, con una gran dimensión ecuménica.

Tengo recuerdos muy bellos de la Jornada Mundial de la Juventud de Colonia: no fue simplemente un acontecimiento de masas; fue sobre todo una gran fiesta de fe, un encuentro humano de comunión en Cristo. Vimos cómo la fe abre las fronteras y tiene realmente la capacidad de unir las diferentes culturas, y crea alegría. Espero que suceda lo mismo ahora en Australia. Por eso, me alegra ver a muchos jóvenes, y verlos unidos en el deseo de Dios y en el deseo de un mundo realmente humano (Entrevista de Benedicto XVI a los periodistas durante el vuelo a Australia. 12 julio 2008).

Por tanto, los objetivos de la JMJ son los de toda evangelización: en concreto, dar a conocer a Cristo a los jóvenes de nuestro tiempo.

Así pues, ¿cuál es la naturaleza de lo que sucede en una Jornada mundial de la juventud? ¿Cuáles son las fuerzas que actúan en ella?

Algunos análisis que están de moda tienden a considerar estas jornadas como una variante de la cultura juvenil moderna, como una especie de festival rock modificado en sentido eclesial con el Papa como estrella. Con fe o sin fe, en el fondo estos festivales serían siempre lo mismo; y así se piensa dejar de lado la cuestión sobre Dios.

También hay voces católicas que van en esta dirección, considerando todo ello como un gran espectáculo que, aunque sea hermoso, sería de poco significado para la cuestión sobre la fe y sobre la presencia del Evangelio en nuestro tiempo. Serían momentos de un éxtasis festivo, pero que en fin de cuentas luego dejarían todo como estaba antes, sin influir profundamente en la vida.

De ese modo, sin embargo, la peculiaridad de estas Jornadas y el carácter particular de su alegría, de su fuerza creadora de comunión, no encuentran ninguna explicación (Discurso de Benedicto XVI a la Curia, 22 diciembre 2008).

¿Por qué se participa en la JMJ?

El Papa invita a los jóvenes de todo el mundo para que acudan a una determinada ciudad para:

- tener un encuentro personal con Cristo que signifique una confirmación en la fe y una conversión interior que en los jóvenes católicos debe llevar a los sacramentos de la Reconciliación y de la Eucaristía. Estos encuentros constituyen las etapas de una gran peregrinación a través del planeta, para manifestar cómo la fe en Cristo nos hace a todos hijos del único Padre que está en los cielos y constructores de la civilización del amor (Benedicto XVI, Ángelus, Domingo 27 julio 2008).

- conocer la Iglesia Católica como lo que es: la gran familia de los hijos de Dios, que comparte con los jóvenes sus más profundas aspiraciones, afanes, penas y alegrías.

- ejercitar la caridad y la solidaridad, que deben ser fruto de ese encuentro personal con Cristo en los sacramentos y en la oración. Por eso se desea que esta JMJ impulse una nueva obra de solidaridad en servicio de la Iglesia y de la sociedad.

- redescubrir las exigencias íntimas de su vocación bautismal y la misión que acompaña a esa vocación. El Vicario de Cristo les recuerda que están llamados a ser testigos de Cristo en todos los ambientes de la sociedad, y que su misión es llevar el Evangelio a los otros jóvenes mediante su testimonio personal y su apostolado.

Esta Jornada Mundial de la Juventud se transformó en un nuevo Pentecostés, que impulsó la misión de los jóvenes, llamados a ser apóstoles de sus coetáneos, como tantos santos y beatos y, en particular, el beato Piergiorgio Frassati, cuyas reliquias, colocadas en la catedral de Sydney, fueron veneradas por una peregrinación ininterrumpida de jóvenes. A cada muchacho y a cada muchacha se les invitó a seguir su ejemplo, a compartir la experiencia personal de Jesús, que cambia la vida de sus “amigos” con la fuerza del Espíritu Santo, el Espíritu del amor de Dios (Benedicto XVI, Ángelus, Domingo 27 julio 2008).

¿Se trata de una gran fiesta juvenil?

Depende de lo que se entienda por “gran fiesta juvenil”. Aunque algunas manifestaciones externas de las JMJ puedan similares a las de otras concentraciones juveniles, el motivo que lleva a miles de jóvenes a participar en las JMJ no es meramente lúdico. Es cierto que los jóvenes viven numerosas experiencias gozosas durante esos días, pero ese gozo nace de su encuentro personal con Cristo, que es lo que buscan y encuentran en estas Jornadas Mundiales de la Juventud; de su experiencia de la fe y de la caridad cristiana.

No se trata, por tanto, una magna autocelebración de la Iglesia, ni de una reunión de los jóvenes católicos para autoexaltarse. Esto no tendría sentido, ya que la misión de la Iglesia mira siempre a Cristo y a los otros, particularmente hacia los más necesitados.

Sin embargo la experiencia confirma que las JMJ acaban siendo profundamente gozosas para los que participan, y se quedan en las biografías de millones de jóvenes de nuestro tiempo como días inolvidables.

Sólo en este sentido puede decirse que las JMJ son una fiesta, ya que sucede en ellas lo que comentó Benedicto XVI aludiendo a las jornadas de Sydney:

Las jornadas se transformaron en una fiesta para todos; más aún, sólo entonces se cayó verdaderamente en la cuenta de lo que es en realidad una fiesta: un acontecimiento en el que todos, por decirlo así, salen de sí mismos, van más allá de sí mismos y precisamente así están consigo y con los demás (Benedicto XVI, discurso a la Curia, 22 diciembre 2008).

Una gran fiesta de fe que reunió a más de doscientos mil jóvenes de todas las partes del mundo y no sólo los acercó exteriormente, en sentido geográfico, sino también interiormente, gracias a que compartieron la alegría de ser cristianos (Benedicto XVI, Discurso a la Curia, 22 diciembre 2008).

¿Las JMJ se dirigen exclusivamente para los jóvenes católicos?

Las JMJ tienen una clara identidad católica, pero se dirigen a todos los jóvenes del mundo.

Se dirigen en primer lugar a los jóvenes católicos y están abiertas a todos los jóvenes de buena voluntad que deseen hacer una experiencia en su vida personal del amor de Dios por medio de su Hijo Jesucristo, de la caridad fraterna y la solicitud por los más necesitados.

La experiencia de estas décadas ha mostrado que son una oportunidad para miles de jóvenes de todo el mundo puedan conocerse, establecer amistades y aprender unos de los otros.

¿Quién inició las JMJ?

Durante el Jubileo de 1983-1984, llamado Año Santo de la Redención en recuerdo de la muerte de Jesucristo 1.950 años atrás, entre las distintas celebraciones dedicadas a la juventud, la más importante tuvo lugar en la vigilia del Domingo de Ramos en Roma.

Más de 300.000 jóvenes procedentes de todas las partes del mundo participaron en el Jubileo internacional de la juventud. El Papa les obsequió con una cruz de madera.

El año 1985 fue proclamado por la ONU el Año Internacional de la Juventud. La Iglesia Católica organizó un nuevo encuentro internacional el Domingo de Ramos, el 31 de marzo, con otros 350.000 jóvenes que se reunieron en la Plaza de San Pedro. Tras este evento el Papa instituyó la Jornada Mundial de la Juventud, con cadencia anual. Por lo tanto, se puede afirmar que la JMJ fue un deseo y una iniciativa de Juan Pablo II, al ver la masiva participación de jóvenes que acudieron a Roma con motivo de los encuentros internacionales de 1984 y 1985.

¿Quién las convoca y organiza?

El Papa. El Pontífice elige el tema, y lo explica en un mensaje; y es quien convoca a los jóvenes.

La JMJ las organiza el Consejo Pontificio para los Laicos, que es un departamento del Vaticano al cual ha encomendado el Santo Padre la organización de la Jornada Mundial de la Juventud.

Además existe un Comité organizador local, que trabaja en estrecha unión con el Consejo Pontificio para los Laicos.

¿Dónde se ha celebrado anteriormente?


En Buenos Aires, con la asistencia de un millón de jóvenes; en Santiago de Compostela, con 400.000; en Czestochowa, con 1.600.000; en Denver, con 500.000; en Manila, con aproximadamente cinco millones; en París, con 1.200.000; en Roma, con 2.000.000; en Toronto, con 800.000; en Colonia, con 1.000.000; en Sydney, con 400.000.

¿Cómo se mide el éxito de una JMJ?


El éxito o el fracaso de las JMJ no depende del volumen de participantes, del número de actos que desarrollen o de lo bien o mal que hablen los medios de comunicación.

Las JMJ persiguen un objetivo distinto, de mejoramiento espiritual, de encuentro con Dios, de compromiso con la verdad y la justicia, de avance en la caridad… que sólo puede valorar el Espíritu Santo que es el que mueve los corazones: el objetivo no es llenar un estadio o un aeropuerto, sino la conversión personal el encuentro con Cristo en su corazón de cada uno de los participantes”.

La JMJ de Madrid será un éxito si muchos jóvenes se acercan a Jesucristo.

¿Quiénes pueden participar en las JMJ?


A la Jornada Mundial de la Juventud están invitados todos los jóvenes del mundo de buena voluntad: chicas y chicos de todas las religiones que deseen compartir unos días de oración, alegría y solidaridad.

Además se buscan numerosos voluntarios y voluntarias que estén dispuestos a colaborar para el buen desarrollo de la Jornada Mundial de la Juventud.

¿Qué edad he de tener para poder participar?

En el verano de 2011 debes tener, como mínimo, en torno a los 14 años.

Naturalmente las familias jóvenes con hijos menores de 14 años también están invitadas, sabiendo que la Oficina de la Jornada Mundial de la Juventud no puede asumir las tareas de cuidado de los menores de edad.

Suelen participar jóvenes de 14, 15, 16 años hasta los 30. La media es de jóvenes que están entre los 16 y los 25 años.

¿No están las JMJ demasiado centradas en el Papa?

El protagonista de las JMJ no es el Papa: no es el Vicario de Cristo, sino el propio Cristo.

En Australia, no por casualidad, el largo vía crucis a través de la ciudad se convirtió en el acontecimiento culminante de esas jornadas. Ese vía crucis resumía una vez más todo lo que había acontecido en los años anteriores e indicaba a Aquel que nos reúne a todos: el Dios que nos ama hasta la cruz. Asimismo, el Papa no es la estrella en torno a la cual gira todo. Es totalmente y sólo vicario. Remite a Otro que está en medio de nosotros (Benedicto XVI, Discurso a la Curia, 22 diciembre 2008).

Las manifestaciones de afecto con el Santo Padre no se refieren sustancialmente a una persona particular. Estas Jornadas no son un homenaje al Papa, llámese Karol Wojtyla o Joseph Ratzinger. El centro es siempre Cristo. Y las manifestaciones de cariño que se dirigen a Cristo en último lugar, con motivo de la venida a la ciudad de su Vicario.

Habrá muchas personas en esta ciudad que reciban con cordialidad a Joseph Ratzinger, por su estatura intelectual como teólogo; habrá otras que la reciban con el respeto que merece un Jefe del Estado de un país extranjero; habrá otras que no sentirán simpatía por su figura y actuarán con respeto, siguiendo las normas del juego del estado democrático en el que vivimos: afortunadamente en nuestra sociedad tenemos cabida todos, y una manifestación de pluralismo es el respeto a las libres opciones políticas, religiosas y culturales de los demás. En La Castellana tienen lugar manifestaciones y recepciones a Jefes de Estado de los perfiles más diversos.

Pero los católicos y las personas de buena voluntad que participen en estas Jornadas no recibirán sólo al intelectual o al Jefe de Estado; ni siquiera a un líder espiritual, sino a un representante de Cristo, en el que creen. Esta perspectiva ayuda a comprender rectamente la esencia del fenómeno, que se escapa a los que no conocen la significación última de la figura del Papa.

Por eso, para entender el sentido pleno de la JMJ hay que tener presente esta realidad: los participantes no están recibiendo sólo a un Jefe de Estado, ni a un líder espiritual; ni al representante de una determinada concepción de la existencia: reciben al Vicario de Aquel que da sentido a sus vidas. Estamos, por tanto, ante un acto genuinamente religioso que se realiza en el marco de una sociedad libre y democrática, y en los mismos escenarios en los que se celebran manifestaciones de signo muy contrario a la fe.

Es un acto genuinamente, profundamente religioso, aunque se formule unas veces con la alegría ruidosa de una recepción pública, otras veces con cantos, y otras veces con el silencio de la oración. Es una manifestación de fe en Cristo; una acogida llena de respeto y veneración hacia su Vicario, el Sucesor de Pedro, la Cabeza visible de la Iglesia de Cristo. Ese sentido cristológico está en la médula de este encuentro.

Las JMJ son mucho más, por tanto, que un encuentro intercultural o una ocasión de diálogo entre jóvenes de diversos países y culturas: es una manifestación de fe, en la que se hace visible la perenne juventud de la Iglesia.

¿Cómo prepararse para participar en las JMJ?

El Papa ha reiterado en numerosas ocasiones que la JMJ es el culmen de un largo camino.

Eso exige plantear el programa de catequesis y de formación cristiana anterior a la JMJ, ya que, como señaló Benedicto XVI:

Una Jornada mundial de la juventud no es simplemente un acontecimiento de este momento: se prepara a lo largo de un largo camino con la cruz y con el icono de la Virgen.

Se prepara, asimismo, desde el punto de vista de la organización; y también hay una preparación espiritual.

Por tanto, estos días son sólo el momento culminante de un largo camino precedente.

Todo es fruto de un camino, de ponernos juntos en camino hacia Cristo. La Jornada mundial de la juventud, además, crea una historia, es decir, se crean amistades, se crean nuevas inspiraciones: así la Jornada mundial de la juventud continúa (Benedicto XVI, entrevista a los periodistas durante el vuelo a Australia. 12 julio 2008).

Ante todo, es importante tener en cuenta el hecho de que las Jornadas mundiales de la juventud no consisten sólo en la única semana en que se hacen visibles públicamente al mundo. Hay un largo camino exterior e interior que lleva a ellas.

La cruz, acompañada por la imagen de la Madre del Señor, realiza una peregrinación a través de los países. La fe, a su modo, necesita ver y tocar. El encuentro con la cruz, que es tocada y llevada, se transforma en un encuentro interior con Aquel que en la cruz murió por nosotros. El encuentro con la cruz suscita en lo más íntimo de los jóvenes el recuerdo del Dios que quiso hacerse hombre y sufrir con nosotros. Y vemos a la mujer que él nos dio como Madre. Las Jornadas solemnes son sólo la culminación de un largo camino, en el que se encuentran unos con otros, y juntos se encuentran con Cristo (Benedicto XVI, Discurso a la Curia, 22 diciembre 2008).