viernes, 12 de agosto de 2011

Mengíbar vibra con los venezolanos

Con el ritmo alegre de una batucada, las familias mengibareñas de acogida para los peregrinos de la próxima Jornada Mundial de la Juventud recibieron a sus nuevos 'vecinos' venezolanos. Con sus mochilas, pasearon hasta la Plaza de la Libertad, donde se encuentra el templo de La Inmaculada.

La bienvenida fue “marchosa”, como la mayoría de los mejores momentos de la vida, y eso que, a las cuatro y media de la asfixiante tarde de ayer, lo de menos era la temperatura. En Venezuela —de donde proceden los peregrinos que recalan estos días en las parroquias de Mengíbar, Villargordo y Cazalilla— también hace mucho calor. Pero tanto a los venezolanos como a los mengibareños, lo que de verdad les importaba era unirse, por fin, a la espera de la cita madrileña. Después de miles de kilómetros y de meses de preparación, Mengíbar tiene ya a sus nuevos vecinos. 
El primer desplazamiento de los residentes venezolanos por las calles de su nuevo pueblo fue una fiesta. Desde la Estación de Autobuses hasta la Plaza de la Libertad, donde se ubica el templo parroquial de La Inmaculada, la música acompañó a las mochilas y las primeras conversaciones. Hasta la Policía Local escoltó la procesión de pura fe viva, que es, al fin y al cabo, lo que pretenden los evangelios: hermandad. Y hermanados ya los familiares de acogida y los peregrinos latinoamericanos, en la parroquia se sucedieron algunos intercambios musicales. Le llegaba el turno al grupo de Venezuela. Las bellas canciones abren corazones, ya se sabe. Después, el párroco de La Inmaculada y delegado episcopal de Juventud, José Antonio Sánchez, ofició el acto de acogida, y, a su término, ya más relajados, fue cuando se empezaron a conocer de verdad unos y otros. Además, hoy se adentrarán por el patrimonio histórico y artístico de la ciudad, para que los venezolanos la sientan como suya. 
Cuando los peregrinos sean prácticamente mengibareños tendrán que marcharse, con un cachito de vecinos, para acudir a la JMJ. De “Madrid al cielo”, que diría Benavente. Y desde Mengíbar “un agujerito para verlo”. (FUENTE: Diario Jaén. Jesús Vicioso)