No puedo comenzar a escribir sin dar infinitas gracias a Dios por permitirme disfrutar de los días mágicos y multitudinarios que hemos vivido en la Diócesis de Jaén con la presencia de la Cruz y el Icono de María que representan la Jornada Mundial de la Juventud.
El equipo de voluntarios que acompañaba a estos dos símbolos, estaba compuesto por nueve personas: el Delegado Diocesano de Juventud D. José Antonio Sánchez, el Subdelegado D. Manuel Ángel Castillo, los sacerdotes D. Ildefonso Rueda y D. Jesús Delgado, dos hermanas de la Congregación de las Misioneras Eucarísticas de Nazaret, popularmente conocidas como Nazarenas, Mª Soledad y Mª Cecilia y tres voluntarios más Juanjo Garrido, José Delgado y Pedro Antonio Jurado.
Tengo que agradecer a todas estas personas y a muchas más que nos han acogido en sus casas, el haber hecho posible este acontecimiento en Jaén y el hacer, por lo menos en mi persona, pasar unos días muy agradables y una convivencia muy especial que nunca olvidaré. No puedo dejar sin mencionar la maravillosa acogida de todos los pueblos e instituciones como Parroquias, colegios, residencias, cárcel de Jaén, etc. Es mucho lo vivido junto a esta Cruz, junto a la Cruz que nos recuerda la mayor expresión de Amor hacia la Humanidad, la Cruz de Jesucristo, la Cruz que ha recorrido en veintiséis años casi todo el planeta Tierra, la que millones y millones de personas han tocado, han reflexionado ante ella, han rezado, pedido y agradecido a Dios, una Cruz que mueve masas, y en Jaén lo hemos podido experimentar, durante toda una semana: no se ha quedado sola en ningún momento, en ninguna de las cerca de ciento setenta horas que ha estado en nuestra Diócesis, en las dieciocho poblaciones que han tenido la suerte de tenerla paseando por sus calles; han sido miles y miles de personas de todo Jaén los que han podido acercarse a esta Cruz, la Cruz de la Salvación.
Todo comenzaba el lunes 30 de Mayo en la población de Pozo Alcón, allí nos entregaron la Cruz y el Icono de María los jóvenes de Guadix, estos dos símbolos estuvieron acompañados por nuestro Icono del Santo Rostro, los cuales recorrieron toda la geografía de Jaén, en cerca de mil kilómetros de todo tipo de carreteras (autovías, comarcales, caminos de tierra, piedras y baches) esta Cruz fue paseada por las localidades de Pozo Alcón, Quesada, Peal de Becerro, Jódar, Úbeda, Baeza, Villanueva del Arzobispo, Beas de Segura, La Carolina, Linares, Andújar, Arjona, Mengíbar, Jaén, Torredonjimeno, Martos, Alcaudete, Alcalá la Real, y pasando por las inmediaciones de un sinfín de pueblos más, hasta que el lunes 6 de Junio la entregamos a la Diócesis vecina de Córdoba.
En conjunto han sido muchas las actividades que se han hecho junto a la Cruz durante toda la semana: Vía Crucis, oraciones, canciones, bailes, Vía Lucis, penitenciales, adoraciones a la Cruz, Eucaristías, etc, pero lo más importante en cada una de estas actividades, es el acercamiento y la participación de todo el mundo; todos los que quisieron (miles y miles de personas) se acercaron a tocar, a adorar, a rezar a los pies de esta Cruz.
Es muy complicado resaltar alguna vivencia de esta semana porque fueron muchos los momentos vividos, emocionantes e irrepetibles junto a la cruz, pero sí quisiera resaltar algunos que a mí me llenaron mucho sentimental y espiritualmente: El mejor recuerdo que guardo es la acogida a la Cruz y a los que la llevábamos en el centro penitenciario de Jaén; para mí fue una experiencia única, el rezar, cantar y abrazarnos junto a los internos, (éramos uno, todos formábamos el Cuerpo de Cristo, como dice San Pablo en su carta a los Corintios). Otro momento que se repitió en varias ocasiones fue la acogida de los niños en los colegios, en la pista de futbol todos hechos un corro, rodeando la Cruz y cantando, (te hacías pequeño e inocente como ellos). Uno muy bonito que también hubo ocasión de ver en varios pueblos fue el poner a un niño recién nacido encima de la Cruz en el Hospital materno infantil de Jaén. No puedo dejar sin mencionar los dos momentos centrales de la presencia de la Cruz en Jaén: la Vigilia en la Plaza de toros (en la cual hubo varios momentos muy emocionantes e irrepetibles) y la catequesis audio visual de la fachada de la Catedral de Jaén. También me sorprendió mucho la presencia de nuestro Obispo en alguna de las actividades de todos los pueblos en los que estuvo la Cruz.
Son varios los recuerdos y experiencias las que he querido reflejar en este pequeño espacio, porque son aún muchos más los que me quedan en el corazón: momentos vividos en soledad junto a la Cruz en oración, y momentos de compañía; momentos de alegría y júbilo y momentos de emoción y añoranza; momentos de incertidumbre y agitación y momentos de tranquilidad, paz y consuelo. En resumen son muchos los momentos vividos en esta semana que por mucho que quiera expresar en estas líneas, ni sé, ni puedo hacerlo.
No quiero terminar este escrito sin volver a dar las gracias de nuevo a Dios, en primer lugar, por haberme regalado estos santos días, a todo el equipo que acompañábamos a la Cruz por todo el recorrido, al equipo directivo y organizativo de la Delegación de Juventud, a todos los organizadores de todas las actividades realizadas en los distintos pueblos, y como no, a todo el equipo de trabajadores incansables, a mis compañeros voluntarios de la Delegación.
¡¡¡MUCHAS GRACIAS A TODOS!!!
Pedro Antonio Jurado Sánchez – Aguilera. Voluntario de la JMJ en Jaén.